La vida es un proceso espiralado que navega en el tiempo en búsqueda de la verdad. El avance en este sentido coincide con nuestra capacidad para asumir la realidad de nuestros complejos e ilusiones y a partir de allí tratar de superarlas.
Ketu, el nodo sur de la luna, es el encargado de indicar las situaciones pasadas que constituyen parte de nuestra evolución actual, pero que ya fueron experienciadas y durante esta encarnación buscarán manifestarse en frutos. En cambio Rahu, el nodo norte de la luna, denota que el individuo debe dedicarse a trabajar sobre esa área (ya que la opuesta tuvo mayor atención en alguna otra encarnación anterior). Rahu nos muestra siempre nuestra zona más débil que necesita progresar.
Rahu y Ketu son dos puntos sensibles en el espacio, el cruce de órbitas entre el Sol, la Luna y la Tierra. En su movimiento en la bóveda celeste, Rahu va de abajo a arriba, asciende, luego crece, por lo tanto se eleva, es decir, progresa, por lo tanto aumenta. Ketu, va de arriba a abajo, desciende, luego empequeñece, por lo tanto cae, es decir, retrocede.
La casa que contiene a Rahu indica en la carta el área más necesitada de aprendizaje en la vida presente y por lo tanto, debe ser la principal destinataria de los mejores esfuerzos, en procura de un crecimiento espiritual.
El día de ayer (30 de octubre de 2023) Rahu entró en Mīna (Piscis) y Ketu en Kanyā (Virgo), y ambos planetas mantendrán esta posición durante 18 meses.
Rahu en Piscis creará una gran ilusión mística sin límites. Piscis es el signo de las imágenes, la creatividad, la espiritualidad, las utopías, la unión con los demás, el espacio sin fronteras. El lado positivo de esta configuración será el uso de la imaginación e inspiración en pos de la creatividad. Esta magia ilusoria de Rahu va a impactar en todos. La vida parecerá un sueño, las puertas se abrirán ante nosotros como por arte de magia. Debemos tener cierta precaución, será muy tentador caer. Rahu es el enemigo del verdadero conocimiento, la verdad espiritual, por lo que la pérdida de fe y la duda podrá entrar en nuestra vida; pero no nos dejemos engañar, debemos analizar cada situación con sumo cuidado. Si sabemos relacionarnos con las personas correctas este tránsito nos beneficiará profundamente en el estudio del conocimiento superior.
Por otro lado, Rahu en Piscis (signo de agua) podrá volver la vida marítima una amenaza. Pero la vida en el océano se equilibrará con el ciudado de la tierra, y esto será a través de nuestra capacidad de ejercer la naturaleza de Ketu en Virgo (signo de tierra). Virgo posee un enfoque lógico racional perfeccionista, donde su sabiduría analítica nos da la habilidad que nos permite resolver problemas y encontrar soluciones efectivas. También Ketu en Virgo da una intensa vida espiritual donde realmente abre las puertas reales de la liberación. Ketu será la llave para salir de la prisión de este enredo material (Rahu). En otro nivel, Ketu buscará la perfección y en Virgo (signo de la mecánica) manifestará mayores avances tecnológicos; pero Ketu no tiene cabeza personal, solo busca la vida espiritual, por lo que estos avances se volverán una amenaza. La conectividad en el mundo se sumirá en un caos. La industria de la aviación podrá verse sometida a estrés. Habrá problemas tecnológicos y contratiempos afectando dichas industrias.
Rahu y Ketu son dos caras de una misma moneda que encierran el misterio del principio y el fin.
De todo movimiento hacia el norte se dice, que encamina hacia el espíritu, y si va hacia el sur, que proviene del mismo. Esto quiere decir que las experiencias donde se encuentra Rahu nos hacen crecer y volver a la fuente, en cambio, las experiencias de Ketu, provienen de la fuente, y serán donde debemos manifestar ese crecimiento ya obtenido.
Si nos empeñamos en vivir la comodidad de nuestro modo negativo, nos quedaremos sin leña para la caldera de nuestro progreso.
Nuestro paso por los distintos estadios de la vida están perfectamente marcados para no equivocar el camino, y esto es debido por la ubicación de Rahu y Ketu. Conociéndolos podremos introducirnos en el túnel del tiempo, semejante a una brújula que alinea su aguja con los polos del alma.
Om Namaḥ Ṣivāya
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